El último domingo se disputó, en un día soleado, un torneo interno en el que participaban chicos de entre 13 y 17 años. Pero lo más llamativo no eran los partidos en sí, sino que las actitudes de algunos padres dejaban atónito a más de uno. La exigencia que ellos le aplicaban a cada uno de los movimientos de sus hijos era increíble. Desde insultos hasta un "dale que vas bien". Pero esto, ¿qué genera en los chicos? Después de una pelota que se le fue larga a uno de los jugadores, su padre gritó: "¡Dale pendejo, concentrate!". El joven, con cara de disgusto frente a ese comentario, parecía más concentrado en lo que le decía su papa que al partido en sí. Este chico, de nombre Matías, terminó perdiendo el partido y con algunas lágrimas en sus ojos. Pero a la salida, lo primero que recibió por parte del padre fue un "no sé en que estabas pensando, pero así no vas a llegar muy lejos".
Este tipo de situaciones llevaron a tenistas como Guillermo Coria, ex número 3 del mundo, a tener que retirarse por estar "quemado" mentalmente. El siempre contaba que de chico su padre estaba muy encima de él y que la presión que ejercía lo sofocaba.
Entonces, la clave pasa porque los padres deben entender que se trata de chicos que están en un período de aprendizaje, y no buscar que, mediante la presión, ellos lleguen lejos en el tenis. Porque, finalmente, termina siendo contraproducente. El afán de los mayores porque sus hijos "los salven económicamente" genera un rechazo que los lleva al fracaso.
Correcciones:
ResponderEliminarTambién lo hablamos en clase.
Habría que plantear en núcleo del posteo desde la primera línea. No alargar tanto la introducción.
Bien la idea de nota color. Cumple claramente con la consigna.
Falta trabajos, no te atrases. Ya conocés la mecánica de la clase.