Guillermo Coria fue, sin dudas, uno de los grandes jugadores y con mayor potencial en el circuito. En la época que Nadal surgía, él dominaba el polvo de ladrillo. Obtuvo 9 títulos en esa misma cantidad de años de carrera como profesional y llegó a ser Nº3 del mundo, pero su cabeza lo retiró del circuito. Algunos dicen que la final que perdió ante Gaudio en Roland Garros 04 fue el punto de partida: el saque se volvió un karma y, a pesar de cambiar la técnica, generaba decenas de doble faltas. Sin embargo, al año siguiente jugó una final de película ante Rafa Nadal en Roma. Aquél encuentro fue su punto máximo de nivel, que tras un poco más de 5 horas de partido perdió ante el español.
Gastón Gaudio fue uno de los máximos exponentes del tenis nacional. Uno de los que forma parte de ese grupo de elite que conquistaron un Grand Slam (Vilas, Sabatini, Gaudio y Del Potro). Dueño de un reves a una mano exquisito, el Gato obtuvo 8 títulos de ATP y llegó a ser Nº5 del mundo luego de quedarse con Roland Garros 04. Sin embargo, a nivel nacional fue un estandarte en Copa Davis: su récord de 13-3 lo posiciona como uno de los más efectivos a la hora de jugar esta competencia. La recordada final del certámen parisino fue el punto más alto de su carrera, que luego se tornó cuesta abajo.
Estos dos cracks nacionales eran opuestos en todo. El de Adrogué era un histriónico del tenis: sus frases como "que mal que la estoy pasando" y "¡A mi no me tendrían que dejar entrar más acá! ¡Es una vergüenza que me dejen jugar!" fueron furor en el circuito y se repitieron en todas las cadenas de televisión. Mientras que el de Rufino era todo lo contrario. No emitía ni una queja sobre su juego, era mucho más callado y sus errores los procesaba por dentro. Pero no cabe dudas que fueron de los mejores jugadores que dio el tenis nacional.